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Ilustración de Sveta Dorosheva |
Es paradójico empezar la primera reflexión hablando del fin de algo. Pero paradójico o no, empezaré por el fin. Y cuando hablo del fin me refiero a algo positivo, porque no todo lo que termina implica un fracaso o se asemeja a un final cinematográfico de esos "para siempre", sin vuelta atrás. Este final del que les hablo es el comienzo de una etapa mejor. Es subir un peldaño de la escalera eterna. Es pasar al siguente level (ese con más dificultad) del videojuego. Es superar la infancia y empezar la adolescencia sabiendo que se gana y se pierde pero, al final, se crece igual. Un desafío que implica desprenderse de la zona de confort, alejarse del brazo paternal que todo lo abarca y lo controla y lanzarse a la aventura sin saber a donde iremos a parar.
Emprender es exactamente arrojarse al precipicio esperando que el paracaídas se abra en el momento preciso.Y Mundo Ami está justo ahí, despidiendo la infancia y saliendo al mundo exterior a recorrer las calles, con poca plata en el bolsillo, con hambre, con muchas expectativas y con la seguridad de que haga lo que haga cada decisión tendrá una consecuencia. Buena o mala, pero significativa.
Hasta unos días atrás nuestro emprendimiento aún vivía en la niñez perfecta, dependiendo de alguien más, cohabitando en un ambiente familar, colectivo, permisivo y muy delimitado. Pero como en todo proceso algo cambió. Algo casi imperceptible pero tan potente dejó patas arriba nuestra estructura y nuestro modelo implantado y aceptado como único empezó a tambalear. La casa desordenada precedió al caos total y vino el portazo, las ganas de saltar el muro y correr sin mirar atrás.
Y ahora, después de unas horas en la calle, intentamos buscar un lugar. Uno que nos identifique, uno que nos acoja mientras empezamos a crecer y a cambiar. Pero hay miedo, porque en la casa que dejamos atrás está lo que conocemos, afuera todo es incierto y asusta. La primera gran pregunta es ¿cómo empezar? Independizarse implica tener claro para dónde avanzar pero al principio hay muchos caminos y todos parecen dificultosos. Lo primero que haremos, y solo por instinto, será crear redes, buscar amigos, información, (y de ahí la idea de este blog) conocer otros emprendimientos, otros pares que ya se hayan aventurado o estén como nosotras construyendo identidad, dejando de ser niños y entendiendo que la única manera es avanzar solos. Lo segundo será conocer el sistema en el que queremos sumergirnos, pero ese será material para otra reflexión, por ahora caminaremos por las calles a ver a quién encontramos, a ver si alguien nos da un dato o una dirección. El paracaídas lo llevamos en la mochila junto a la foto de los que amamos. Si no se abre habrá que aprender a volar, porque emprender es creer que se puede llegar alto, tanto como sea posible.
¿Seremos capaces de bailar por nuestro cuenta/ seremos capaces de bailar?/ ¡Basta ya de interrogar! (Café Tacuba, El fin de la infancia)
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