jueves, 7 de julio de 2016

Ay qué amor, nos enamoró!


Todos los que apreciamos el handmade sabemos que Pinterest es el vitrineo obligado para conocer nuevos autores, productos y tendencias; y en esos ires y venires por la web conocimos la propuesta de Ay qué amor y como es de imaginar: fue amor a primera vista. Y cómo no amar su potente colorido, sus matices vibrantes y ese calor de hogar que transmite en cada uno de sus productos. Simplemente adorable! 

Ay qué amor surge, como muchos otros emprendimientos, de las ganas de la diseñadora gráfica Marcela Saulino por crear una actividad que le permita quedarse más tiempo en casa para vivir la crianza de su primer hijo sin restricciones ni pausas. "Hace 1 año fui mamá de Benjamín y la verdad que volver de mi licencia después de tomarme 6 meses fue terrible. Sentí que dejaba en mi casa una parte de mi corazón. Y ahí fue cuando todos me decían: ¡Marce, hacés una cosas hermosas, vendélas! Yo sinceramente me moría de vergüenza, pensaba que nedie me las iba a comprar", recuerda la artista argentina.

Pero por suerte, Marcela venció la timidez y se atrevió a dar vida a su tienda virtual en las redes sociales que, hoy, cuenta con más de 14 mil seguidores. "Y bueno, como puse en facebook aquella vez: cuando las prioridades están claras, las decisiones se hacen fáciles. Así me largué, como cuando te sueltan tus viejos para dar tus primeros pasos, dejé la verguenza de lado, gané confianza y así nació mi emprendimiento", comenta la trasandina.

En cuanto al nombre tan particular de su marca, la tejedora explica que buscaba algo que la identificara, que no fuera sólo "un nombre lindo", sino que reflejara su personalidad. "Entonces me di cuenta que cada vez que me gustaba algo decía: ¡ay, qué amor! y pensé, ahí está mi nombre, ahí estoy yo".

Por otra parte, Marcela Saulino indica que Ay qué amor cuenta con productos diversos que están enfocados a "quién quiera enamorar su casa, regalar cosas hechas con amor o autoregalarse". Señala que sus tejidos se caracterizan por estar hechos completamente a mano y destacan del resto porque son personalizados. "Cada producto es único, es para vos. Cada uno lo puede personalizar según los colores que mejor combinen con cada rincón de su casa. Son útiles, para el día a día, te acompañan en cualquier momento, con la familia, los amigos, los hijos. Cada producto se lleva una parte de mi vida y me encanta conocer cómo la gente lo usa o cómo lo ubica en un rinconcito de su hogar", indica. 

Aunque reconoce que el proyecto todavía es muy reciente, Marcela se siente optimista con los resultados de su tienda virtual. "Primero que todo, me doy cuenta que haciendo esto soy feliz, encontré mi verdadera vocación, más allá del sacrificio que implica para mi un trabajo fijo de 8 horas, ser mamá, y hacer las cosas de la casa". Asegura, que se proyecta a futuro con Ay qué amor y espera convertirlo en su principal fuente de ingresos. "Siento que mi camino va por acá, quiero lograr poder sustentarme con este emprendimiento y así poder estar full time con mi amor, Benjamin. Ese es mi verdadero propósito, poder compartir el mayor tiempo con él combinándolo con mi actividad".

Deseo, que seguro muchas emprendedoras comparten y que ha motivado a Marcela Saulino a transformar su pasatiempo en un desafío personal que la impulsa a seguir explotando sus habilidades creativas y potenciar el valor del trabajo hecho a mano. "Con la tele de fondo, mientras mi Benjita juega, tejo la cabecita de hipo, lo dejo a un costado para atender a mi hijo de 12 meses que me estira la calza para pedirme ¡upa!, luego, sigo tejiendo, vuelvo a contar los puntos donde los dejé y el círculo sigue su curso. Sigue jugando, vuelvo a mi mundo tejiendo, corro detrás de él por que se abrió la puerta de la cocina y va directo al tacho de agua de Rocco (nuestro perro) y cuento los puntos otra vez, la tele sigue encendida, mi compañero ayuda, juega con Ben y volvemos a la rueda productiva. La magia de lo hecho a mano es esto, no es solo un producto que te llevás a tu casa para regalar o regalarte es un pedacito de mi vida, de mi familia, ese muñeco presenció un baile improvisado, risas, llantos, los primeros pasos y palabras de mi hijo. Hecho a mano con amor no es una frase trillada, es seguir la cadena que una vez empezó con un simple ovillo y mientras la vida pasa, se formó un muñeco para que lo lleves a tu casa y la historia continúe (...)", explica Marcela. 

Y mientras la artista bonaerense sigue creando, diseña su página Web que espera tener lista muy pronto y nos invita a seguirla en su fan page de Facebook, por Instagram o a escribirle directamente a su correo electrónico ayqamor@gmail.com para conocer su trabajo, sus mates personalizados, sus tazas "lechuzaras", sus cactus, a Benja, a Rocco y todo su mundo de color, pero ¡cuidado! te aconsejamos, antes, contratar un seguro de vida, porque lo más probable es que su propuesta te haga morir de amor. A nosotras ya nos robó el corazón y por entero!
















































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